La actriz Melanie Lynskey ha sido galardonada como “Mejor Actriz de serie dramática” en la gala de los Critics Choice Awards 2022, por su papel encarnando a “Sophie” en la serie “Yellowjackets”, la serie que recomendamos justamente ayer y de la que sabemos que hay muchas fans por aquí.
La intérprete quiso mencionar en su discurso a una persona “muy importante” para ella, quien le permite desarrollar su profesión: Sally, su empleada y niñera de su hija. “Ella es un ángel absoluto. Te amo tanto…”
Rápidamente, diferentes medios de comunicación se han hecho eco de esta inusual dedicatoria de la actriz, sin embargo, hemos observado que todos ellos pasan de puntillas en el análisis de sus palabras, quedándose simplemente en la superficie de las mismas: “se ha ganado corazones y elogios”, aclaman en redes sociales y periódicos. Ni que decir que la mayoría de las noticias acaban hablando de su marido o de su papel como madre.
El discurso de Melanie Lynskey no solo es conmovedor y no solo pone en el centro los cuidados; también nos está invitando a realizar una reflexión sobre la crisis de los cuidados, la gran crisis a la que nos enfrentamos históricamente las mujeres.
Las mujeres somos las que mayoritariamente asumimos las labores de cuidados en esta sociedad, tanto en el ámbito privado como en cuanto a la prestación de este tipo de servicios. El hecho de que socialmente los cuidados estén tan infravalorados e invisibilizados repercute muy negativamente en la salud y vida de las mujeres: falta de tiempo para el desarrollo personal y profesional, problemas de salud física y mental, precariedad, etc.
En relación a esto último, es preciso mencionar otro concepto clave: las cadenas globales de cuidados, es decir, las transmisión de los cuidados de unas mujeres a otras para sostener el funcionamiento de la vida y basadas en relaciones de poder, donde el género, la etnia, el lugar de procedencia y la clase social son claves para entender estas dinámicas.
Sin duda, nos parece muy acertado que Melanie Lynskey hiciera visible sus privilegios y reconociera la labor, en realidad, de todas las Sallys del mundo.
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