El trending topic de hoy es la agresión de Will Smith al cómico Chris Rock, uno de los presentadores de la gala de los Oscars que se ha celebrado esta madrugada.
Os ponemos en contexto: es típico que en este tipo de eventos, quien ejerza el papel de presentador o presentadora, realice chistes sobre las nominadas/os para amenizar la noche. Jada Pinkett, actriz y pareja de Will Smith (ganador del Oscar a Mejor Actor), ha sido el blanco en esta ocasión de un desafortunado chiste que propició una respuesta agresiva y machista en el actor, protagonizando un momento bochornoso que ya ha pasado a la historia de la televisión.
El mundo, una vez más, abre el debate sobre dónde está el límite cuando se hace humor.
Jada Pinkett sufre alopecia, una enfermedad autoinmune que puede padecer hasta el 30% de las mujeres en algún momento de su vida. ¿Se puede considerar objeto de humor una enfermedad, condición de vulnerabilidad o problema social?
Por otro lado, Pinkett reacciona a este chiste molesta, dejando ver en su rostro la incomodidad y enfado: una reacción adecuada que muestra disconformidad a la par que reivindicación. Seguramente, la actriz posteriormente hubiera expuesto en sus redes sociales o ante los micrófonos su postura y hubiese exigido una disculpa (todo esto lo suponemos). Pero su marido, Will Smith, reacciona “defendiendo” su rol de “macho protector”, enfrentándose y agrediendo a otro hombre.
Para empeorar la situación y dejar claro que no estaba guionizado, gritó: “Mantén el nombre de mi esposa fuera de tu p*ta boca!”. Luego, en su discurso al recoger su premio, ha disculpado su agresividad como “un acto de amor”, lo cual recuerda mucho a los mensajes que lanzan los maltratadores justificándose de sus actos.
No pidió perdón por su violencia, pero sobre todo, no pidió perdón a su esposa al no respetar su actitud calmada, aunque claramente dolida. No respetó su decisión; no le hacía falta ningún hombre que la defendiera.
Hoy no se habla de cine, sino de este acto violento que ha opacado la “fiesta del cine”. No se habla de ganadoras ni de premios. Y un problema más añadido a Jada Pinkett, la verdadera víctima.
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