Hoy en #píldorasdepedagogíafeminista hablamos de <<feminismo infantil>>, el feminismo que este mundo adultocéntrico se está perdiendo por andar tan pendiente de las cosas de mayores.
¿Existe un <<feminismo infantil>>? ¿Cuáles son sus reivindicaciones? ¿Qué papel tenemos las personas adultas en el feminismo infantil? Hoy, día mundial de la infancia, queremos visibilizar a esta generación de criaturas feministas que viene pisando fuerte en la Cuarta Ola y revisarnos también un poquito el adultocentrismo interno.
Mundo adultocéntrico
El adultocentrismo se trata de una perspectiva desde la que solamente se otorga valor a las aportaciones de las personas adultas, siendo el mundo adulto el de referencia para nombrar la existencia humana. El paradigma adultocéntrico es un sistema de opresión que se caracteriza por la relación de poder asimétrica entre personas adultas e infancia. Las personas adultas ostentan el poder y lo ejercen sobre la infancia y otras personas consideradas “menores de edad” según este sistema, como las mujeres, las personas con diversidad funcional o las personas mayores.
Adultocentrismo no es lo mismo que <<adultismo>>, que hace referencia a los comportamientos o acciones que ponen en duda las capacidades de las criaturas, reflejado en frases como: <<cuando seas mayor, comerás huevos>>, <<cuando tú vas, yo vengo de vuelta>>, <<esto son cosas de mayores>>… Digamos que, adultismo es a adultocentrismo lo que el machismo es al patriarcado.
Las mujeres también sufrimos especialmente el adultocentrismo, principalmente porque somos consideradas eternas menores de edad, cuerpos que necesitan ser gobernados por la autoridad masculina; también a través de otra manifestación de la violencia patriarcal adultocéntrica: la maternofobia.
La maternofobia es una actitud de discriminación hacia la maternidad. Se sustenta en creencias patriarcales tales como que la maternidad frena el desarrollo personal y profesional de las mujeres, y en creencias adultocéntricas como que los niños y niñas molestan. La maternofobia se encuentra presente tanto en los contextos microsociales, cuando se culpa a las madres de educar de forma machista a sus hijos, como en la estructura social, un sistema que no acompaña a las mujeres con medidas reales que hagan posible la compatibilidad de la vida personal, familiar y laboral.
Una vez me pasó…
Cuando mi criatura, de sexo varón, tenía 4 meses de edad, me planteé acudir a unas jornadas feministas cuyo tema central eran los cuidados. Empezaba a reactivarme después de tantos meses de dedicación exclusiva a mí, a mi familia y a mi criatura.
Tenía ganas de volver a la militancia feminista y esa ocasión me pareció perfecta. Sin embargo, más bien fue un jarro de agua fría y la antesala de lo que me iba a encontrar a partir de ese momento en muchos espacios feministas: adultocentrismo y maternofobia.
Lo que me pasó fue que mi hijo era varón y el encuentro feminista era no mixto.
Y la organización así me lo hizo saber.
No fuimos.
Las criaturas de la Cuarta Ola
Los feminismos ya hacemos pedagogía feminista y queer, hemos publicado cientos de libros y cuentos infantiles para coeducar en la igualdad y la diversidad; tenemos manuales y guías sobre infancia y adolescencia que sostienen el trabajo de acompañamiento con la infancia.
Todo ello porque, a día de hoy, la lista de reivindicaciones en materia de infancia sigue siendo muy larga: matrimonio infantil, pobreza y exclusión social, trata con fines de explotación, desnutrición, hipersexualización, falta de acceso a la educación, etc.
¿Y qué hay del trabajo que también está haciendo la infancia? ¿Somos capaces de quitarnos la venda adultocéntrica para reconocer que existe un verdadero feminismo infantil que ya está trabajando de manera autónoma por su propio empoderamiento?
¡Claro que sí! Mira esto y alucina.
Jana, 13 años. Al llegar a clase se encontró con que sus compañeras empezaron a insultarla e incluso le escribieron “putilla” en su silla. Jana escribió una carta que se hizo viral, con palabras tan impresionantes como estas:
“Para mí ser mujer pasa por no juzgar a otras mujeres por ser como son. Todas somos mujeres y todas deberíamos respetarnos”.
Frida Natalia, 5 años. Emite un discurso feminista que se hace viral, compartiéndose 18 mil veces en Facebook y visualizado más de 8 millones de veces.
Iván, 9 años. Se estrena en YouTube denunciando el racismo en su escuela, entrevistado por su madre, Alicia Murillo.
https://youtu.be/NRf-8iPZkfw
Elle Rose, Amelia Sage y Sela Eve, 11 años. En el año 2016 se hizo conocida la iniciativa de estas tres niñas que escribían un blog llamado “Girls United”, cuyo eslogan de bienvenida es “Porque las niñas son más que bonitas y adorables “. Se convirtieron en precursoras de un movimiento feminista infantil que en la actualidad está ocupando la red con mensajes claros y potentes.
La agenda feminista para la infancia
Uno de los desafíos principales que tenemos las personas adultas es aprender herramientas que nos permitan gestionar las relaciones con la infancia y la adolescencia. Tenemos que aprender a vernos como iguales, a no anular el desarrollo de las criaturas, reconocer que por ser adultas no lo sabemos todo…
Otro gran desafío es crear un nuevo modelo de adultez, que no se enfrente con la infancia y la adolescencia, sino que las acoja como alianza y aprendizaje. Un modelo de adultez que se revise el adultocentrismo y la maternofobia, dos formas de maltrato y violencia que nos están haciendo muchísimo daño a la infancia y a las mujeres.
Las personas adultas tenemos la responsabilidad de acompañar a la infancia y la adolescencia en el reconocimiento y ejercicio de sus Derechos Humanos fundamentales.
Recuerda, el feminismo infantil es una garantía para una sociedad equitativa y justa.
Comentarios
¡¡¡EMOCIONADA es poco!! Este texto me ha erizado la piel y ha hecho sonreir mi corazón. Qué palabras tan bien escogidas. Esta sociedad moderna debería acoger la maternidad y la niñez como la base de los cimientos de un futuro robusto lleno de igualdad y paz. ¡¡¡¡Gracias por lanzar mensajes tan bellos!!!
Comparto si no os importa!!