Eleanor Monbiot, la jefa de la Oficina Regional de la ONG World Vision para Oriente Próximo y Europa del Este, ha anunciado que las zonas que se encuentran actualmente en conflicto en la frontera entre Rusia y Ucrania y alrededores presentaban “un alto riesgo” para las mujeres, pues son susceptibles de ser víctimas de la trata de personas incluso antes de esta guerra.
“El desplazamiento, la caída repentina en la pobreza extrema, la viudedad, la pérdida o la separación de los miembros de la familia y muchas otras características de este conflicto están creando un número incontable de mujeres vulnerables cada hora” – ha añadido.
Por su parte, la analista ucraniana Margarita Yakovenko denuncia que las mujeres civiles de su país están siendo violadas por el ejército enemigo. Además de esta afirmación que ha sido apoyada por el Gobierno, afirma que ellas son “las que salen a hacer colas en las tiendas, las que están cuidando a los mayores, las que están cuidando a los niños”, visibilizando de manera reivindicativa el lado más invisibilizado, una vez más, del conflicto: LA DE LOS CUIDADOS en este contexto tan extremadamente difícil.
Según datos del Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano, el 15% de los soldados del Ejército ucraniano son mujeres. Pero su trabajo en la resistencia es muy destacado: sanitarias, cuidadoras, mujeres que dan a luz en medio de las bombas. Muchas dejan atrás su país sin ayuda, solas, con menores y mayores a su cargo, a lo que se le añade el peligro de caer en manos de traficantes de persones o de sufrir algún tipo de violencia sexual y explotación. Por ello la ONU ha pedido mecanismos especializados de apoyo y protección.
No, ser mujer en un conflicto bélico no es, ni de lejos, un privilegio.
QUEREMOS LA PAZ.
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