Hoy en #píldorasdepedagogíafeminista hablamos de la Ley de Cuidados Inversos y reflexionamos sobre la importancia de incidir colectivamente desde los feminismos en una medicina comunitaria que sostenga de manera equitativa los procesos de salud de todas las personas.
¿Por qué vivimos en un mundo en el que quienes más necesitan ser cuidadas reciben menos cuidados? ¿Cuáles son los colectivos sociales que reciben cuidados de manera inversa? ¿Qué tiene que decir el feminismo al respecto?
¿Qué es la Ley de Cuidados Inversos?
La Ley de Cuidados Inversos dice:
“La disponibilidad de una buena atención médica tiende a variar inversamente a la necesidad de la población asistida.”
Esta Ley fue conceptualizada por primera vez en 1971 por el médico de familia británico Julian Tudor Hart, para denunciar que la población que necesita más asistencia sanitaria recibe menos y, por el contrario, la población que necesita menos asistencia sanitaria recibe más.
Esta Ley viene a evidenciar que existe un importante sesgo por parte de la comunidad médica-sanitaria a la hora de tratar a pacientes según sus características socioculturales.
¿Qué colectivos sociales reciben cuidados de manera inversa?
La fuerza del discurso neoliberal para acabar con el sistema de salud pública ha calado en el imaginario social creando malestar respecto a colectivos que necesitan ser atendidos por alguna especificidad.
Colectivos de personas migrantes, personas empobrecidas o personas con diversidad funcional son vistos como un gasto público, una carga social.
Los resultados de las múltiples investigaciones al respecto muestran que cuanto más elevada es la clase social de un/a paciente, el tiempo dedicado por el/la profesional de la salud es más elevado y de mejor calidad. La propia subjetividad del profesional sanitario determinará el cumplimiento de la Ley de Cuidados Inversos afectando severamente a los colectivos sociales en riesgo de exclusión.
Ser pobre o tener diversidad funcional no te garantiza mejor atención sanitaria, sin embargo, la sociedad capitalista piensa que estás haciendo un uso excesivo de los recursos. Una paradoja que se cumple con ayuda de quienes quieren privatizar la sanidad pública.
Mujeres y Ley de Cuidados Inversa
Las mujeres con diversidad funcional tienen mayor probabilidad de morir por cáncer de mama.
Esto es porque los/las profesionales de la medicina ven incómodo realizar las acciones pertinentes de prevención. También porque les faltan herramientas para saber comunicarse ante la diversidad.
También porque existen múltiples sesgos de género en salud.
Las mujeres, que nos dejamos la piel y los huesos cuidando, somos las principales perjudicadas de la Ley de Cuidados Inversos. Si, además, nos atraviesa alguna diversidad, tendremos muy difícil acceder a los cuidados que necesitamos o acceder a unos cuidados de calidad.
Más pastillas no es sinónimo de mejor atención médica.
Y este es uno de los principales problemas que tenemos que afrontar las mujeres: luchar contra la sobre medicalización y por un verdadero sistema de salud basado en la prevención.
¿Qué podemos hacer al respecto?
La comunidad médica suele ignorar esta Ley y así lo demuestran las múltiples investigaciones científicas en materia de atención sanitaria que corroboran la existencia de la Ley de Cuidados Inversos.
¿Qué podemos hacer si somos víctimas de la Ley de Cuidados Inversos? En otras palabras, ¿qué podemos hacer si no recibimos la atención adecuada cuando lo necesitamos?
Algunos de estos indicadores te pueden ayudar a la hora de detectar si estás siendo víctima de una relación de cuidados inversos:
- Si no nos atienden con sensibilidad.
- Si no muestran empatía hacia nosotras.
- Si no nos explican de manera clara y satisfactoria lo que nos sucede.
- Si nos atienen mal, rápido, sin mirarnos a la cara.
- Si acuden a prejuicios o estereotipos a la hora de tratarnos.
Nosotras no somos culpables del maltrato institucionalizado.
De manera individual, la acción directa debe ir encaminada hacia la denuncia pública de estas acciones de discriminación, hacer uso de los derechos de la paciente, compartir con otras personas los sentimientos generados en contextos de discriminación, pedir consejo y ayuda a otras personas o Entidades sociales que puedan guiar un procedimiento…
Y, por supuesto, la acción directa colectiva siempre será la más efectiva para reivindicar:
Atención Primaria de calidad: Mejorar los tiempos de consulta, invertir en el seguimiento de pacientes, aplicar acciones positivas hacia los colectivos más vulnerables, colaborar en la inclusión social de los/las pacientes…
Investigación de los diferentes sesgos en la práctica médica: Generar conocimiento científico a través de la investigación y poner en práctica los resultados a través de acciones formativas.
¿Qué te parece si hablamos de la Ley de cuidados universales?
Más cuidados, mejores cuidados.
Para todas.
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