Ni era el momento, ni era el lugar, ni eran las formas. Ni siquiera es verdad lo que soltó por esa boca. La soberbia e indignidad no conocen de educación ni de sensibilidad. Dice estar contra “todo tipo de violencia” y ni si quiera se para a pensar que su mensaje, sus palabras llenas de crueldad y de crispación son un acto violento en sí, lo que se vuelve mayúsculo si lo hace rodeado de víctimas vulnerables a ese mensaje.
Pero Nadia ya no se siente vulnerable. Nadia no se calló ayer ante lo que un partido ultraderechista se niega a aceptar, no se calló ante los negacionistas de la violencia machista que le cambió la vida y la dejó en una silla de ruedas por defender a su hermana. No, por ahí no pasamos. Mírale las piernas, mírale a la cara, mira las sillas ocupadas por mujeres que han sufrido el machismo en sus carnes y dinos que no existe la violencia de género. Mírale a los ojos.
Sé valiente y mira al fantasma en el que no crees. Da miedo, ¿verdad? Pues las mujeres lo miramos de frente cada día y no solo eso, luchamos contra él y con personas como tú que menosprecian nuestra lucha.
Mira a los ojos a Nadia y ten el valor de aguantarle la mirada y decirle que no existe la violencia machista.
Comentarios