¿Patriarcado o heteropatriarcado?

Hoy en #píldorasdepedagogíafeminista nos preguntamos:

¿Significa lo mismo aludir al “patriarcado” que al “heteropatriarcado”? ¿Son términos que se puedan usar indistintamente? ¿Desde qué lugar de los feminismos nos situamos con nuestro lenguaje?

Muchas de nuestras alumnas nos lo preguntan, por lo que esta incógnita se ha colocado en el “top 10” de la lista de temas que hay que poner sobre la mesa de la Cuarta Ola: ¿patriarcado o heteropatriarcado?

# Primero: Conocer los conceptos

Difícil definir algo que ha sido tantas y tantas veces definido por grandes autoras del feminismo.

Pero…allá vamos.

Patriarcado se puede definir como organización social, política y cultural, estructurada de manera que, quienes ostenten la masculinidad hegemónica, tengan más poder que las mujeres, niñas, niños y otros cuerpos más vulnerables de esta organización.

¿Y heteropatriarcado será entonces añadir “heterosexualidad” a “masculinidad hegemónica”? No.

Heteropatriarcado es mucho más que un prefijo. Igual que la heterosexualidad es mucho más que una simple preferencia sexual. Por eso, definir heteropatriarcado es un poquito más difícil.

A ver qué os parece esta definición:

Heteropatriarcado se puede definir como organización social, política y cultural, en donde la heterosexualidad constituye una norma reguladora del comportamiento, que da lugar a desigualdades y violencias en función de su ostentación o presunción.

Así como frase que resuma la intención de las dos definiciones se puede decir que “vivimos en una sociedad patriarcal que asegura su supervivencia gracias a la heterosexualidad como mecanismo de control”.

# Segundo: Diferencias

Muchas pensamos que el uso actual del término heteropatriarcado podría estar distorsionando el enfoque con el que analizar la estructura social, política y cultural del mundo en el que vivimos.

Esto es porque patriarcado y heteropatriarcado son realidades diferentes.

La principal diferencia radica en que el término patriarcado enfatiza la desigualdad y violencia que sufre la mujer en la sociedad. Si sustituimos patriarcado por heteropatriarcado constantemente lo que estamos es dejando al margen las problemáticas específicas de las mujeres para enfatizar situaciones de desigualdad y violencia basadas exclusivamente en la categoría “heterosexualidad”. Y si la heterosexualidad se pone en la cúspide del listado de categorías de opresión, cualquier varón blanco no heterosexual pero con otros muchos recursos y poder podría violentar a una mujer y no pasar nada.

Y acuñar el término patriarcado es un logro de las mujeres, del feminismo.

Independientemente de sus prácticas sexuales.

Y si ya no tenemos ni derecho a usar el término patriarcado, ¿qué nos queda para denunciar al sistema?

Recordemos que la heterosexualidad normativa es un mecanismo de control, pero no son todos los mecanismos juntos, no alude a la globalidad que se pretende con el término patriarcado.

Como son dos términos sociológicamente diferentes no creemos en la posibilidad de que uno – heteropatriarcado – deba sustituir o anular al otro – patriarcado – ; ni que uno – heteropatriarcado – sea considerado una evolución del otro – patriarcado. 

Cada uno tiene su momento y lugar. Hay que saber cuándo, cómo y por qué.

# Tercero: Modo de empleo

En este momento ya te imaginarás entonces que no se debe usar “patriarcado” y “heteropatriarcado” indistintamente porque no significan lo mismo y la existencia de ambos conceptos tiene su razón de ser.

El uso del término heteropatriarcado tiene la intención de recalcar cuándo la heterosexualidad normativa está actuando de manera discriminatoria o violenta. Algunos ejemplos: cualquier acto transfófico, la discriminación hacia personas LGTBQ+, la presunción de heterosexualidad en cualquier contexto, la prohibición del matrimonio gay, la plumafobia…

Esta palabra constituye la forma más clara y directa de nombrar de manera situada la discriminación y violencia que sufren muchas personas en el mundo por el mero hecho de no cumplir con esta norma de comportamiento, que se extiendo mucho más allá de la mera relación sexual, ocupando el terreno de la expresión corporal o la estructura familiar, entre otros.

Por eso, es una cuestión de derecho no apropiarse del concepto y no se debe extender a cualquier situación de discriminación y violencia basada en la desigualdad de género entre mujeres y hombres.

En este sentido, cabe hablar de patriarcado para otros asuntos: derecho a decidir sobre el propio cuerpo, violencia hacia las mujeres, publicidad sexista, falta de corresponsabilidad, discrminación salarial, medicalización de los procesos vitales, violencia obstétrica… y un sinfín de ejemplos más.

Y por último, deciros que también se pueden dar en intersección porque “dios los crea y ellos se juntan”.

En la Cuarta Ola seguimos necesitando la palabra patriarcado más que nunca. Y si tú necesitas la palabra heteropatriarcado, te entiendo. Solamente te pido que la uses con propiedad, yo haré lo mismo para que ninguna lucha quede al margen.

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