Sobre el lenguaje inclusivo

¿Qué es el lenguaje inclusivo? ¿Y el lenguaje androcéntrico? Ambos conceptos son contrarios entre sí. El primero busca la inclusión de todas las personas sin identificación ni sesgos de género o sexo y, por otro lado, el lenguaje androcéntrico pone al hombre como centro de todas las cosas, es aquel al que nos hemos acostumbrado sin pensar siquiera en quiénes teníamos en frente.

En una clase de 17 personas, una de ellas es mujer, el resto hombres. En la clase de al lado, vuelve a haber 17 personas, una de ellas es hombre, el resto mujeres. ¿Tiene sentido que para ambos ejemplos utilicemos el masculino genérico? Este profesor que expresa la posible marginación del único compañero varón puede ser un ejemplo de lo que ha conseguido el falogocentrismo en nuestras sociedades. El término falogocentrismo fue acuñado por el filósofo Jacques Derrida para hacer referencia a la dominación masculina en la construcción de significados. Que haya una multitud de mujeres y un par de hombres pero el discurso esté dirigido en masculino, expresa que la realidad sigue entendiéndose desde el privilegio de los hombres. Además, hay una lectura más profunda: tener miedo a discriminar a un hombre pero que no te importe que 16 mujeres queden invisibilizadas destapa una masculinidad frágil donde eres consciente de que podrías perder unos privilegios que realmente son inmerecidos. Y no estás dispuesto a que eso ocurra.

Por otra parte, nos podemos preguntar: no hacer un esfuerzo por utilizar un lenguaje inclusivo en el que todas las personas se sientan cómodas, ¿es sinónimo de la perpetuación del género como binario y violento? Desde las administraciones públicas y universidades se han publicado en los últimos años guías para evitar un uso sexista del lenguaje. ¿Deberíamos exigir y denunciar a las personas que nos forman una manera de comunicarse y expresarse donde no haya sesgos sexistas?

Si el lenguaje inclusivo es una tontería, ¿por qué molesta tanto su uso? ¿Qué hay detrás de esa negación a, simplemente, dar voz y poner cara a las personas que conformamos el mundo? Somos diversas, somos válidas, somos parte de esto, estamos aquí: el lenguaje inclusivo destapa realidades secuestradas.

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